Si no hay galocheo, las tardes en casa las tenemos que ocupar como más nos gusta, tocandonos y tocando todo lo que está a nuestro alcance.
Los niños tienen una capacidad tremenda de aprender y asimilar todo lo que le rodea, sin un esfuerzo consciente. Pero sobre todo, el niño interioriza los aprendizajes si hace y experimenta con sus propias manos.
Los niños tienen una capacidad tremenda de aprender y asimilar todo lo que le rodea, sin un esfuerzo consciente. Pero sobre todo, el niño interioriza los aprendizajes si hace y experimenta con sus propias manos.
María Montessori decía que la mano es el instrumento de la inteligencia y el ejercicio de la voluntad.
Por eso, el lunes estuvimos trabajando con una esfera de hielo.
Fue super divertido, primero el día antes llenamos unos globos de agua y los metimos en el congelador. Al siguiente día ya teníamos nuestras esferas de hielo preparadas para actuar.
Las estuvimos tocando, chupando, etc y cuando ya nos jartamos de toquetearlas, pusimos sal en algunos puntos de muestras esferas, y estuvimos observando como se derretía el hielo con la sal y se formaban agujeros maravillosos, donde nos cabían los dedos jajaja.
Fue super divertido, primero el día antes llenamos unos globos de agua y los metimos en el congelador. Al siguiente día ya teníamos nuestras esferas de hielo preparadas para actuar.
Las estuvimos tocando, chupando, etc y cuando ya nos jartamos de toquetearlas, pusimos sal en algunos puntos de muestras esferas, y estuvimos observando como se derretía el hielo con la sal y se formaban agujeros maravillosos, donde nos cabían los dedos jajaja.
Por último preparamos en unos vasitos agua, sal y colorante alimenticio, el que se utiliza para repostería, nosotros los tenemos azul, rojo y amarillo, y los mezclamos para hacer otros colores.
Es algo que nunca nos falta en casa, porque los utilizamos muchísimo.
Es algo que nunca nos falta en casa, porque los utilizamos muchísimo.
Cuando teníamos nuestros líquidos de colores, nos pusimos manos a la obra con unas jeringas y un cuentagotas.
Al echar el líquido de colores en los agujeros que había hecho la sal en el hielo se formaban un sin fin fe ríos de colores que maravillaron a los enanos.
Con Manuel (5 años), pudimos ver como los agentes externos erosionan nuestra esfera, imaginando que está era el Planeta Tierra.
Se paso casi una hora con las jeringas y sus rios de colores, haciendo agureros, probando los líquidos etc.
Con Lola (17 meses)pudimos tocar algo muy frio, nos chupamos la esfera, nos bebimos la jeringa de los colores, (no pasa nada porque el tinte es comestible).
Nos miramos en el espejo como se nos había puesto la lengua azul, hicimos varias veces la pinza para apretar el cuentagotas y hasta imitamos al hermano mayor echando sal y colores.
En definitiva, nos lo pasamos pipa con nuestras esferas de hielo.
Así que os recomendamos que si tenéis un hueco de aburrimiento os pongáis manos a la obra en familia, os va a encantar.
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